Lo que uno quisiera ser
Hace poquito leía la nota de un sujeto detenido en Buenos Aires por ejercicio ilegal de la medicina. Se presentaba como cardiólogo y neumonólogo, además de clínico. Espero que eso funja como atenuante - o como paliativo, si seguimos en tema -. Me parece que ir por más en un caso así, tiene algo de admirable. Ya que iba a mentir, lo hizo a lo grande.
Lo terrible de una mentira de este tipo es que se empiezan a apilar. No es que solamente sos falso médico y ya, sino que también te acusan de uso de documento público falso y estafa.
Me imagino tener turno esta semana, llamar y que te digan que fue detenido. Peor, probablemente la secretaria señale que el Dr. Citado Nosocomio ya no va a atender más en ese consultorio o centro médico, y uno se ponga a putear porque debe encontrar otro médico. "Una pena, era macanudo. No rompía las bolas con hacer ejercicio ni te cagaba a pedos", podría decirle un ex paciente a su mujer mientras comen pizza. Eso misma calidez es lo que debería haber generado sospechas.
¿En qué momento habrá decidido abandonar la carrera? Es harto probable que haya cursado una buena cantidad de tiempo hasta que se dio por vencido ¿Qué situación, seguramente traumática, lo habrá corrido de la Facultad para pasar a ser un simulador? Una materia que le costaba. Una chica que no le dio bola. Un profesor que lo hostigaba. No encontrar un grupo de pertenencia. Hay una historia ahí.
A partir de allí, es todo ficcional, como sus recetas. La frase de Leonardo Fariña. Querían ficción, les dí ficción. Hoy más pertinente que nunca.
Quizás haya reunido a sus familiares para que le tiren huevos. Aunque es poco probable. Tiene más sentido que avisara que iba a rendir su último final, que su familia del interior no viajara con la excusa de que iba a estar muy nervioso, y después sí, el aviso por teléfono, la alegría, el regreso triunfal, tal vez un pasacalle.
Por supuesto, desde ese momento, habrá tenido que moverse a través de los insterticios del sistema. Fue "médico" en sanatorios, en consultorios, en geriátricos, en empresas que dan servicio de medicina a compañías. Probablemente todos estos sitios estén buscando al que le dio luz verde o, al menos, haciendo un relevamiento de todos los profesionales que tienen y sus respectivas matrículas.
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En La mano que mece la cuna, un ginécologo que abusaba de algunas de sus pacientes era la primera ficha del dominó de un thriller psicológico que implicaba a una niñera y a una familia que la contrataba.
Claro, cuidar chicos no es un empleo de alta calificación, con lo cual qué tanta investigación se puede hacer por los antecedentes.
Recomendar a alguien es una tarea arriesgada a veces. Y sin embargo, qué mejor que tener data precisa sobre cómo trabaja una persona, qué confiable es. Como uno después no quiere escuchar un "me mandasta al enemigo", la fórmula para dar un teléfono, un contacto, es decir que "a mí me laburó bien".
Siempre pensando además que recomendamos. También podemos ser recomendados. Lo cual nos pone en el otro lado de la ecuación, situación que también tiene la posibilidad de terminar mal. Ahi puede aparecer la posibilidad de un pago que no se hace, quejas sobre lo realizado, malentendidos sobre tiempos o dinero. Horrible todo. Y sin embargo, alguien tiene que hacer los trabajos de plomería o en el techo.
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Se dice que los médicos pagan un seguro por mala praxis. No tengo amigos que se dediquen al ejercicio de la medicina, pero debe ser cierto. Si uno va a un consultorio, el diploma está en la pared, pero no así la póliza.
El diploma enmarcado debe buscar tranquilizar o dar certidumbre del conocimiento adquirido por la persona que usa bata. En la misma cuadra de la pediatra a la que van Abril y Nico hay un negocio de venta de indumentaria e insumos médicos. Todas las batas me parecieron carísimas. ¿Será porque las telas son especiales o porque al ser médicos, se suponen que ganan más y entonces lo pueden pagar?
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Es inevitable haber visto en un consultorio a un visitador médico. Siempre me da impresión ese trabajo. Estás obligado a ser simpático. Pero no se trata de querer serlo y tener la actitud, sino que debe ser efectivo y creíble. Si no, no podés hacer eso. No es algo que se pueda hacer con mala onda.
Uno intuye que puede haber algo incorrecto en toda ese movimiento de un tipo dejándole unas bolsas llenas a una secretaria, pero no termina de entenderlo. Después tu médico te ve, se da vuelta y saca de un armario unas muestras gratis, con lo cual te olvidás de toda suspicacia. Maldito y sensual capitalismo.
Hasta el domingo que viene.